El consumo excesivo de sodio se relaciona con problemas de salud como la hipertensión arterial, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. En respuesta a esta preocupación, la industria alimentaria está experimentando una transformación para disminuir el contenido de sodio en sus productos.
La revista digital The Food Tech destaca que los avances tecnológicos han sido fundamentales en el desarrollo de estrategias para reducir el sodio, con técnicas innovadoras como la nanotecnología, la reformulación molecular y la tecnología de microencapsulación. Esta última ha permitido a los fabricantes encapsular cloruro de potasio, un sustituto común de la sal, minimizando su impacto negativo en el sabor y manteniendo la funcionalidad deseada en el producto final.
Además, estas tecnologías también permiten modificar la estructura de los alimentos para mejorar la distribución del sodio, mejorando así el perfil de sabor sin comprometer la calidad. Por ejemplo, se pueden utilizar hierbas y especias para enmascarar el sabor amargo del sodio o reducir la cantidad de sal añadida durante la elaboración de los productos sin afectar negativamente el sabor o la textura.
Las estrategias para reducir el sodio en productos alimenticios se basan en:
- Sustitución del sodio: Reemplazar el cloruro de sodio por otros ingredientes que aporten sabor y funcionalidad sin aumentar el contenido de sodio, como cloruro de potasio, sales de magnesio o calcio, hierbas y especias.
- Modificación de la formulación: Reducir la cantidad de sal añadida durante la elaboración de los productos sin afectar negativamente el sabor o la textura.
La reducción de sodio en productos alimenticios va más allá de ser una tendencia; es una necesidad imperante en la industria alimentaria moderna.