Un envase inteligente es un recipiente que monitorea y comunica el estado y la calidad de los productos que contiene durante su almacenaje y transporte. Es una innovación respecto al envase tradicional, que solo protege el producto de factores externos. Los envases inteligentes podrían ser un gran avance para la industria, especialmente para el sector alimentario.
La FAO, la organización de la ONU que se ocupa de la alimentación y la agricultura, estima que cada año se desperdician 1.600 millones de toneladas de alimentos en el mundo, lo que equivale a un tercio de la producción mundial de alimentos. Esto se debe, en parte, a un envasado deficiente. Por eso, las empresas alimentarias buscan soluciones que reduzcan estos desechos, como el smart packaging.
Los envases inteligentes tienen sensores que detectan el crecimiento de bacterias, los cambios de temperatura y la composición de gases que afectan al estado y la calidad de los alimentos. Además, tienen indicadores visuales que informan de estos cambios. Así, se podrían evitar las intoxicaciones alimentarias y los desperdicios innecesarios.
Los envases inteligentes combinan tecnología que controla el estado de los alimentos con indicadores que informan a los consumidores. Estos son algunos de los dispositivos que utilizan:
- Sensores: Controlan la temperatura, el tiempo de conservación, la humedad o la frescura de los alimentos. Hay sensores que miden el pH o la presencia de oxígeno y dióxido de carbono. Por ejemplo, los sensores que miden el etileno que emiten las frutas indican su grado de maduración.
- Indicadores de datos: Muestran información visual sobre el estado de los alimentos. Normalmente, usan un transductor que convierte la señal química en óptica. Por ejemplo, una etiqueta que se pone roja cuando el alimento está en mal estado es un envase inteligente que usa este sistema.
- Portadores de datos: Un envase inteligente, como uno tradicional, también debe facilitar su gestión en la cadena de suministro. Por eso, los productos suelen llevar códigos de barras, códigos QR o etiquetas de RFID que dan información básica sobre el tipo de producto, la referencia, el precio o la fecha de envasado y caducidad. Estas etiquetas ayudan a controlar la trazabilidad del producto y a almacenar y distribuir los productos correctamente.
Los envases inteligentes pueden mejorar la gestión de la mercancía, ya que se han diseñado para reducir el desperdicio de alimentos, aumentar la seguridad alimentaria y asegurar la máxima calidad de los productos. Cuando estos envases se popularicen, tanto las empresas como los consumidores saldrán ganando. Además, la gestión de la cadena de suministro será más fluida y eficiente, porque los encargados de los almacenes tendrán toda la información que necesitan para garantizar las condiciones óptimas de almacenaje y envío.
